El artista venezolano fue sedado y apuñalado en 2015 por Natalia Améstica, su ex mánager, quien junto a su hermano y varios policías, alteró la escena para aparecer un homicidio seguido de suicidio.
Una verdad que tardó casi una década en revelarse
Casi un año ha transcurrido desde que Tarek William Saab, fiscal general venezolano, en pleno conflicto territorial con Guyana, decidió reabrir la investigación sobre la muerte de Tirone González, conocido mundialmente como Canserbero, a quien la revista Rolling Stone considera entre los exponentes más brillantes en la historia del rap. Durante ocho largos años, la versión oficial —que muchos cuestionaban— sostenía que González se había lanzado desde un balcón tras asesinar a su compañero musical Carlos Molnar. La realidad resultó ser mucho más oscura: un homicidio cuidadosamente planeado por los hermanos Natalia y Guillermo Améstica, representante y colaborador del rapero. Sus confesiones, grabadas en video, fueron transmitidas por la televisión nacional bajo supervisión de la Fiscalía. En febrero pasado, recibieron condenas de 25 años como autores materiales de ambos asesinatos. Esta semana, la justicia venezolana ha sentenciado a cinco cómplices más.
La red de complicidad detrás del crimen
El pasado 17 de febrero se desarrolló la audiencia contra Gilbert Cruz, Edgar Trillo, Teresa Pinto, Solangela Mendoza y Marcos Pratolongo, quienes recibieron penas de entre 15 y 20 años por delitos que incluyen «obstrucción a la justicia«, «asociación para delinquir» y «homicidio» en calidad de «cómplices«, según confirmó el fiscal general mediante comunicado oficial. «Esto representa meses y semanas de arduo trabajo. Estamos ante un logro judicial de proporciones históricas», confesó el funcionario a EL PAÍS.
Los detalles del macabro asesinato
González, con apenas 26 años, fue primero drogado y después acuchillado, según revelaron las nuevas investigaciones impulsadas por la persistencia de sus familiares. Natalia Améstica admitió haber empleado benzodiacepinas para adormecer tanto a Molnar, su pareja sentimental, como a Tirone. Posteriormente, los apuñaló en diferentes zonas corporales. Tras ejecutar los asesinatos, contactó a su hermano Guillermo, quien apareció acompañado por tres agentes del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) para manipular la escena y fabricar la narrativa del homicidio-suicidio. La motivación del doble crimen, según apuntan las pesquisas, fue una disputa económica relacionada con una gira que el rapero había realizado a finales de 2014 por Argentina y Chile, que supuestamente los Améstica habían financiado.
Justicia para un ícono musical
Más de 150 diligencias judiciales culminaron con las sentencias contra los responsables y cómplices en este caso que el fiscal venezolano abordó como prioridad absoluta, casi como asunto personal. Hace un año, cuando Saab anunció el sorprendente giro en la investigación, pidió reproducir uno de los temas más emblemáticos del rapero durante la conferencia de prensa y mencionó haber encontrado con él en un estudio de tatuajes. «Cumplimos nuestra palabra y Canserbero puede descansar en paz donde quiera que esté, porque sus asesinos ahora están tras las rejas«, expresó entonces.
El legado de Canserbero
El legado de Canserbero incluye los álbumes Vida (2010), Muerte (2012) y Apa y Can (2013), este último junto al rapero Apache. En la batalla legal por los derechos de su música, Saab también ha intervenido. Paralelamente a las revelaciones del asesinato, la Fiscalía solicitó la detención de Leandro Áñez, conocido como KPU, DJ y productor de Canserbero, quien registró a su nombre las obras del artista y presuntamente se apropió de las sustanciosas regalías que continúa generando este referente musical latinoamericano, excluyendo a los herederos legítimos. El Ministerio Público acusa a Áñez de «plagio» y «falsedad documental ante funcionario público«, y este año se anuló el registro de propiedad intelectual que había tramitado sobre las canciones de Canserbero.