La artista manchega presentó ‘Puchero de recena’, el EP que cierra el círculo de su revolucionario ‘Amor más que nunca’, este sábado 4 de enero en Madrid.
Nadie imaginaba que el rap, nacido en las calles del Bronx y tradicionalmente ligado al asfalto urbano, encontraría su hogar entre huertos y campos de La Mancha. Pero Bewis de la Rosa, o Beatriz del Monte como la conocen en su pueblo, consiguió precisamente eso. Mezclando la rabia de Gata Cattana, la profundidad filosófica de María Zambrano y la poética del Romancero Gitano de Lorca, creó algo completamente nuevo: el rap rural.
De la danza al micrófono
«La danza fue mi primer amor», Beatriz y su pasado como coreógrafa. Fundadora de la compañía Malditas Lagartijas, ya entonces mostraba su inquietud por contar historias diferentes. «Tenía esa necesidad de comunicar más allá del movimiento», explicó, recordando obras como ‘Un huevo, cuatro sardinas‘, donde la voz de su abuela servía de hilo conductor para narrar la historia de su bisabuela.
En 2021, después de años componiendo «en la intimidad», como ella misma dijo, decidió dar el salto profesional al rap. «Fue como quitarse una mochila de miedos», confesó. «Bewis nació para cumplir todos esos sueños de niña pequeña, para hacer lo que me diera la gana sin limitaciones».
El nacimiento del rap rural
Entre Villamayor de Santiago, un pueblo conquense, y la periferia madrileña de Coslada y San Fernando, Beatriz forjó su identidad artística. «Empecé a excavar en mis raíces, esas que a veces olvidamos», reflexionó. «Mi vida personal se fue acercando a la huerta, a los animales, a buscar la autosuficiencia. No fue algo planeado, el término ‘rap rural’ surgió de forma natural, entre risas con amigos durante la grabación del primer videoclip en mi pueblo».
Un concierto especial en Matadero
Este sábado, la Nave 10 de Matadero acogió un concierto que resultó único. Con todas las entradas agotadas, Bewis estuvo acompañada por cuatro performers para presentar ‘Puchero de recena‘. «La sala nos permitió jugar con las luces y cuidar cada detalle. Fue algo especial», adelantó con entusiasmo.
La revolución del merchandising rural
Entre su particular mercancía destacaron las famosas bragas-faja de abuela, disponibles en varios colores y tallas por siete euros. «Las bragas son mi única bandera en un mundo que nos quiere dividir», explicó con una sonrisa. «Es algo que nos une a todos: en cualquier parte del mundo hay bragas tendidas al sol».
Pero quizás su producto más innovador fue el ‘No-vinilo-tomatera‘, una edición especial de ‘Amor más que nunca‘ que incluía semillas de tomate en lugar de un CD. «Queremos que la gente plante su propia huerta, aunque sea algo simbólico», explicó Bewis. Su nuevo EP, ‘Puchero de recena‘, vino acompañado de un mandil, un libreto de letras y una lámina artística.
La fusión perfecta
Su música mezcló ritmos urbanos como el dembow y el boom bap con el folclore tradicional, creando un sonido único para hablar de despoblación, tradiciones y vida rural. «El rap siempre ha sido altavoz de problemáticas sociales», reflexionó. «Yo solo lo he llevado al campo, literalmente».
«En mi trabajo siempre ha existido esa búsqueda de la raíz, de la tradición», concluyó. «Pero no se trata solo de conservar, sino de revisar y aportar una mirada propia. Es como plantar una semilla nueva en tierra antigua».