En un giro que ha dejado boquiabiertos a muchos en la industria musical, el veterano del rap Ice Cube ha decidido marcar distancias con Sean «Diddy» Combs. El pasado domingo, durante un concierto en el abarrotado Teatro Yaamava de Highland, California, Ice Cube soltó una bomba que resonó más allá de las paredes del recinto.
«Nunca pisé sus fiestas»
Con el micrófono en la mano y ante un público expectante, O’Shea Jackson, más conocido como Ice Cube, no se anduvo con rodeos: «Llevo casi cuarenta tacos haciendo vibrar este micro, y os lo digo aquí y ahora: ni yo ni mi colega WC hemos puesto un pie en las dichosas fiestas de Diddy». La declaración, lanzada con la contundencia que caracteriza al rapero de 55 años, cayó como un jarro de agua fría en un momento en que Combs se encuentra en el ojo del huracán judicial.
El artista de Los Ángeles no se quedó ahí. Con una mezcla de seriedad y ese humor ácido que le ha hecho famoso, añadió: «Así que ya sabéis, podéis dormir tranquilos. No nos vais a pillar en ninguna de esas cintas comprometedoras». Una clara alusión a las presuntas pruebas que los federales podrían tener contra el magnate del hip-hop.
La industria musical, sacudida hasta los cimientos
Las acusaciones contra Diddy no son moco de pavo.
Se habla de la organización de eventos sexuales bautizados como «Freak Offs», un nombre que ya da una idea de lo que podría haber ocurrido en ellos. Combs, a sus 54 años, se encuentra entre rejas desde la semana pasada, aunque se ha declarado inocente de los cargos de tráfico sexual y conspiración para la extorsión que pesan sobre él.
La acusación formal no se anda con chiquitas: afirma que Combs habría «abusado, amenazado y coaccionado a mujeres para satisfacer sus caprichos sexuales, proteger su imagen y tapar sus fechorías». Y no hablamos de algo reciente, sino de una conducta que, según las autoridades, se remonta hasta 2008.
Un historial turbio y nuevas acusaciones
No es la primera vez que Ice Cube mete baza en este asunto. Hace unos meses, en julio, durante una charla en el Podcast de PBD, ya dejó caer que tenía la sensación de que a Combs «le estaban dando caza», refiriéndose a las redadas que se llevaron a cabo en varias de sus propiedades allá por marzo.
Y la cosa no para de crecer. Esta misma semana, una tal Thalia Graves ha echado más leña al fuego al presentar una denuncia en un juzgado federal de Nueva York. La mujer asegura que Combs y su jefe de seguridad la violaron allá por 2001. Un testimonio que se suma a la ya larga lista de acusaciones contra el productor.
¿El principio del fin para una estrella del rap?
Si la justicia encuentra culpable a Combs, el panorama pinta negro: como mínimo, 15 años a la sombra, y en el peor de los casos, cadena perpetua. De momento, sigue entre rejas en el Centro de Detención Metropolitano de Brooklyn, después de que el juez le haya denegado la libertad bajo fianza por partida doble.
Mientras tanto, figuras de peso como Ice Cube optan por poner tierra de por medio. En lo que parece un intento de no mancharse con el lodo que salpica a Combs, estos movimientos podrían ser solo el principio de una oleada de desmarques en una industria que observa, entre atónita y nerviosa, cómo uno de sus peces gordos se hunde en aguas turbulentas.